Una métrica importante que permite a las empresas comprender el valor a largo plazo de los contactos de sus clientes es el valor del ciclo de vida del cliente. Analiza la cantidad esperada de dinero que un cliente gastará en una empresa durante toda su permanencia. Las empresas sopesan dos elementos principales para resolver esto. En primer lugar, tienen en cuenta los ingresos medios que aporta un consumidor. A continuación, proyectan la cantidad de tiempo que el consumidor probablemente va a seguir haciéndoles compras.
Multiplicar estos dos números ayuda a las empresas a comprender el valor general de un cliente a lo largo del tiempo. Hacer juicios sabios sobre marketing, servicio al cliente y desarrollo de productos depende en gran medida de este conocimiento. Por ejemplo, una empresa puede concentrarse más en atraer y mantener a determinados tipos de clientes si es consciente de que algunos de ellos suelen quedarse más tiempo y gastar más. Alternativamente, si descubren que algunos consumidores tienen un valor de vida deficiente, podrían buscar estrategias para aumentar sus gastos o profundizar sus lazos con el negocio.